sábado, 14 de septiembre de 2013

1966


Es otro el mar
y distintos los golpes de sol sobre la arena,
la humedad y las quillas,
el porche y los peñones,
la hoja del balcón entreabierta al poniente
en la pared trasera,
vislumbrando las calas
hacia la lejanía.

Es otro el mar que vimos
desde aquella glorieta,
desde aquella constancia con que partir el año
a finales de junio
y huir de la ciudad con su reloj
y el tiempo.

Era otro el mar, o tal vez una historia
de libertad y ron
donde pensar feliz en la distancia.
Quién no guardó un pirata
debajo de su piel,
quién no buscaba pólvora en la espuma
del último espigón
o escondía
la boca del diablo sobre los rompeolas.

Nos quedamos después
con todo lo impreciso,
el ancla,
las amarras
y la seguridad de algunos
salvavidas.
Pero nos resta ahora la nostalgia
de haber sabido siempre equivocarnos
más allá de la ruta
y los cálidos vientos sobre la piel en proa
y una nube celeste curtiéndonos los ojos,
haciendo de la historia
algo más que insufribles cuadernos de bitácora.

Era otro el mar
y distintos los golpes de sol sobre la arena,
pero nos queda ahora
tal vez una esperanza de ron... (o de marea),
un secreto deseo con rumbo a la deriva
y amanecer radiantes en las playas del trópico
con el barco encallado
irremediablemente.

(Luis García Montero)


 
(Foto: A.C.P.)

lunes, 4 de marzo de 2013

sábado, 2 de marzo de 2013